En la fase de ideación me di cuenta de lo importante que es abrir la mente y pensar sin límites. Muchas de las ideas que parecían locas al principio terminaron siendo las más valiosas. Prototipar me ayudó a ver que no es necesario tener algo perfecto, sino algo que se pueda mejorar con retroalimentación. Yo aprendí a trabajar mejor en equipo. Todos teníamos ideas distintas y fue clave escucharnos con respeto para sacar lo mejor de cada propuesta. Prototipar fue un reto, pero me gustó mucho ver cómo una idea que empezó en papel cobró forma. Lo que más me marcó fue darnos cuenta de que muchas de nuestras ideas podrían ayudar realmente a jóvenes que hoy no tienen herramientas para salir del consumo. Fue gratificante saber que, desde nuestras propuestas, podemos aportar algo positivo. Me encantó el proceso creativo. Aprendí a usar nuevas herramientas para presentar nuestras ideas y eso me motivó a seguir desarrollando mis capacidades. La fase de prototipo me enseñó que fallar r...